Estaba justo enfrente, observándome con expresión ausente; transeúnte solitario, ¡arquetípico viajero del Madrid errante...! Una fuerza sobrehumana, estanca mis pensamientos. ¡Sin previo aviso!: el convoy se detiene en seco.
Tic, tac, la oleada de murmullos incrementa, la gente cabreada, la gente preocupada. Tic, tac, tic, tac... miradas temerosas rozando el suelo, cae alguna lágrima. Tic, tac... mi extraño intruso, ¡impertérrito!, me mira con fijeza, y susurra: "así, aprenderéis...".
El tren reanuda su marcha... ¡Salimos disparados del vagón infernal! A salvo, ya en Sol, un acólito de secta new age publicita a su líder supremo. Su foto, me es inquietantemente familiar.