El tic-tac metálico de las manecillas entrelazadas rompen el compás de la tarde mortecina y ruin.
El devenir de sus pasiones y desaires; son contrapunto violento frente a la vacuidad de ideas.Marcan el principio y el fin de una jornada repleta de Nada, en la ignominia de una tarde usurpada.
De una tarde urdida en la desoladora y azarosa Necesidad.
Y Transcurre el tiempo, terco y mudo, en un devenir de contradicciones;
ansiosas por devorar y absorber cada milésima de su sustanciosa sangría.
Un segundo de esperanza, un minuto de gloria... ¡Una hora de sueños rotos!, ¡ya inalcanzables!;
apenas percibidos en el inmenso, ansioso, afán...
Y transcurre las milésimas, meticulosamente. ¡Crueles!
Trazan cometas malignos que no se elevan ante la Libertad; tan solo planean ras de suelo...
Zigzagueando por el lodo de las desgracias evocadas por esta hora raptada.
En esta tarde violada.