EL DÍA DE SANT JORDI Y EL DRAGÓN


  ¡Hoy es el Día de la Rosa y el Libro!, el día de Sant Jordi. Una festividad surgida del amor a una doncella y de la sangre de un dragón (buscar historia de Sant Jordi) que en Catalunya, especialmente, se celebra con gran fervor. Tal es así, que en algunos colegios, como mi cole Pedro Poveda, dejaban la tarde libre para organizar una merendola en la que participaban padres profesores y alumnos, donde se vendían rosas y libros, convirtiéndose los del curso superior en improvisados vendedores. Las madres hacían coca i chocolata, algunos niños su primera declaración de amor a la niña más guapa de la clase, comprando una rosa menos roja que el color de sus mejillas, siempre caía algún libro y aquel día, hacía más ilusión. Y entre todo este alegre festival los del periódico del cole, promocionado por los profes y algunos alumnos del curso superior, (que por aquel entonces se llamaban los de 8º de EGB o los casi hombres), se celebraba el certamen del relato de Sant Jordi, actividad en realidad obligatoria de cuyo premio no me acuerdo, pero que regalaba al premiado la oportunidad de leer en público su cuento o poesía en pleno salón de actos, (sí lo de regalo es ironía); en 6º de EGB fui la premiada de mi clase. Y hoy se me vino a la mente ese cuento infantil, de una niña muy niña (que le hubiera gustado por aquel entonces contar algo más "adulto", pero era el trabajo de clase) de once o doce años; una niña sensible y tímida como un caracol que odiaba las mates pero se le daba especialmente bien todo lo artístico, tocar la flauta, dibujar, y por aquel entonces empezando a descubrir mi interés por la escritura. Porque el día de Sant Jordi no es nada sin la historia de la princesa el caballero y el dragón, porque un libro es dejarse llevar por la imaginación, y no hay imaginación ni historia más pura que la de un niño; por aquí dejo (traducido) este sencillo relato de clase de catalán, (qué vergüenza que por aquel entonces supiera escribirlo más que ahora), que la srta Rosa nos hizo imaginar una tarde cualquiera de primavera, esperando la campana de las 17, la mamá y la merienda. 


LA MALA FORTUNA


En un pueblo de marineros vivía una niña que se llamaba Martina, era la hija de un pescador muy pobre y de una señora muy joven y poco responsable.

Martina, que era como un ser fuera de la familia siempre estaba triste y sola, hasta que un buen día se levantó de la cama espantada y vio una  figura de animal, persona o cosa que tocaba una triste melodía. Pero poco a poco se fue desvaneciendo y voló por los aires, como recuerdo suyo dejó una flauta de 2 metros de altura y 10 centímetros de ancho, Martina abrió la ventana y al ver que era oscuro se levantó y abrió la puerta rápidamente y fue a contemplar las estrellas. Pasados unos minutos cogió la flauta y tocó la misma canción que había tocado aquel espíritu. Cuando tocó la melodía el mar se alzó de súbito y en la arena escribió: "BUENA FORTUNA" y el mar fue bajando hasta un límite normal.

Martina cogió una moneada que tenía en el bolsillo y la tiró al mar.

Al día siguiente, día de la Rosa se levantó de buen humor y desayunó bastante rápido para tener tiempo de decir su secreto. Pero no le hicieron caso.

A la noche siguiente regresó al mar y la marea subió tanto, que el agua llegó a las casas, Martina cayó mar adentro arrastrada por unas fuerzas superiores, ya estaba a punto de morir cuando una muñeca con un vestido de seda blanco la salvó, y cuando por fin llegó a casa vio que todo había cambiado, que la casa estaba llena de riquezas que no servían para nada.

A la noche siguiente...

Martina tiró todas las riquezas al mar. Pensando que todo lo que había sucedido era por culpa de la "FORTUNA":

Que el que es rico, rico para siempre,

y el que es pobre, siempre lo será,

y quien quiera la fortuna, 

que la vaya a buscar.