PAPÁ. (PORFIRIO PABLO GOMILA MERCADAL. MAHÓN, MENORCA, 6/03/1944 - MADRID 28/02/2018)



   Te fuiste como viviste: valerosa y prudentemente. Mi corazón no puede creerse que ya no estás papá; tengo la corazonada de que en cualquier momento me llamarás, como hacías cada noche, para charlar de cómo había ido el día, siempre solíamos decirnos lo mismo (jaja). La última vez fue la tarde anterior, una vez ya montada en el cercanías (tren) alejándome de Madrid... Me dijiste que todo saldría bien, que la "prueba", (que en un principio iba a ser el lunes próximo, si hubiera sabido el adelanto hubiera vuelto a Madrid), sería otra salvación; creo que realmente lo creías así. Era la octava ¿o novena? intervención y en todas saliste, más o menos, bien parado, a pesar del riesgo... Tú eras demasiado vital para caer en la derrota, ¡papi mío!, ¡orgulloso como el Sol eras como un dios omnipotente que todo lo puede!

Llevaste tus últimos días con dignidad, orgullo, sabiduría... Me dijo mamá que el motivo que le diste a la enfermera para adelantar la "prueba"(como te gustaba llamarla) no fue otro que: "no es que me encuentre peor que ayer, es que quiero estar bien para poder cuidar de mis nietos lo antes posible", ¡dijiste!, siempre consciente de tu situación. Siempre digno, sabedor de dejar tu impronta en los demás, grababas tus palabras como un tatuaje al que volver en los momentos bajos, para tomar ejemplo. ¡Grande! Y no solo de palabra; siempre fuiste más de acción. Un señor de 73 años (te quedaban seis para los 74) con más curiosidad por la vida que much@s a sus 40. Recuerdos... cada fin de semana escogías un evento especial, cuidadosamente seleccionado, no te gustaba embrutecer tu mente con cualquier cosa. ¡Cine teatro conciertos óperas ballets...!, eligiendo casi siempre tú, (eras mandón qué se le va a hacer); saliendo a andar una hora diaria, (el médico solo te dijo andar, no necesariamente durante tanto tiempo, ¡pero tú necesitabas vencer a la aterosclerosis!, siempre tan guerrero...). Haciendo de tus anginas de pecho parte de tu superación personal, implantándolas como parte de tu yo, creo que ya ni caso les hacías. Durante la noche, si no había ninguna película interesante, preferías estudiar idiomas, "voy a aprender a hablar inglés a la perfección antes de morir", dijiste. Tantos viajes planificados al extranjero y a Menorca, tu tierra natal, donde ahora reposas en una de sus calas, Cala Mesquida, donde de niño fuiste feliz; acompañando a otros a recorrer mundo desde sus barcos, vigilando a los niños que se adentran en el mar, inconscientes de sus peligros y profundidades. Conociste mucho mundo, ¡y el que aún te quedaba por explorar...!

Puesto que lo más trágico de todo esto no es que te hayas ido, si tú lo hubieras implorado o nos hubieras abandonado por la estanquera... Pero no, la muerte te arrebató la vida, ¡sin tu consentimiento!; a una persona que era la vida misma, en toda su dureza y esplendor. Ese horror no lo tolero, no lo puedo concebir. 

Siempre hay un consuelo: no sufriste (eso dicen de los ataques cardíacos que son inminentes), estabas medio sedado, no sabías que era tu hora. ¡No sufriste! Eso hay que pensar. ¡Viviste intensamente, como quisiste!, tu inteligencia y don de gentes hicieron de ti un ser libre, ¡como muy pocos! Vivías conforme a tus ideas, nunca dejaste de ser un niño mayor (y a veces caprichoso) y te permitías, con más de 70 años, predicar con vigor tus ideales, contra viento y marea. ¿Feliz?, supongo que no siempre, no creo que eso fuera tu mayor preocupación. 

Sé que exprimiste la vida al máximo, como dijo el tío Francisco viviste 150 años, no 73, todos te admiraban y querían a pesar de a veces ser algo arrogante papi. De joven fuiste aquel jovencito inquieto que sale de su isla para embarcarse en la gran pecera, te fuiste con 17 años, ¡a Madrid Valencia Barcelona Madrid!; aprendiste una profesión (aparejador) que superaste en la práctica, llegando a gerente comercial de una gran empresa. Tuviste tres hijos, una mujer que te admiraba profundamente y una vida social envidiable. Viviste intensa y plenamente papá; ¡eso sí es un consuelo!

No eras el padre perfecto, acostumbrados como estamos a relacionar perfección con empalago (uuff las series americanas que tanto me gustan); pero no hay nadie más indóneo para el rol de padre que tú. Un hombre que sabía ayudar siendo, al mismos tiempo, riguroso; no querías ni por un segundo que tus hijos fueran blandos (la vida no lo es), y manipulabas... sí manipulabas, y muy bien; para conseguir que pensáramos y actuáramos como debíamos, asumiendo nuestras "propias" decisiones. Pero a veces sacabas tu corazón de padre, tímidamente, como suele ocurrir con las personas fuertes y auténticas, ¡sin aspavimientos ni falsedades! Desgraciadamente te teníamos tan idolatrado que hasta en tus defectos te imitábamos. Ahora me arrepiento tanto de no haberte dicho y hecho tantas cosas; de no haber mimado más tu corazón, fuerte pero sensible... ¡Papá y con tus nietos eras un bonachón!, con ellos te daba igual tu orgullo de león, ¡estabas irreconocible! 

Querido papá, son tantas las cosas que podría escribir... pero la pena me consume; me está costando varios bollos y mucho esfuerzo escribir estas palabras con coherencia, aún estoy en estado de shock. Pero no puedo permitir ni un minuto más no dejar tu legado para la posteridad, para aquellos que te conocieron y para los que ya no te conocerán. 

¿Sabéis quién era Cyrano de Bergerac, D`Artagnan...? Suena histriónico pero el carácter de mi padre era similar al de estos personajes, con más picardía, pragmatismo y complejidad (porque complejo eras un rato papi). Recuerdo, (en realidad no, todavía no puedo), con cariño tus idealismos desmedidos, tu indignación al referirte a algo que no estaba bien: una medida de gobierno inadecuada, (según tú), la moda de los selfies y el postureo, las penurias de los civiles en tiempos de guerra... Te lanzabas a dar tu "punto de vista", (por llamarlo de algún modo), como quien dice un mitin político, ¡defendías tus ideas con la pasión de un mosquetero! Arrojabas tus palabras como armas, riñendo la opinión de los demás que creías, sinceramente, que era incorrecta y hasta necia jajaja (aunque no lo dijeras claramente). Eras un intransigente (especialmente con quienes pensabas que en el fondo no tenían las ideas "tan claras" como tú, osea, casi todo el mundo jeje).Vivías tus ideales con una intensidad inaudita, en eso nos parecemos papá, (casi en lo único), solo que yo no me lanzo a predicarlos contra viento y marea. Pero eras encantador... la gente rebelde es encantadora y única en esta sociedad, tan vulgar... Hoy en día ni la gente joven se inmuta ante "sus" (los que los tiene) ideales, es un conformismo y borreguismo asqueroso. En los últimos años no te alterabas tanto en tu proclamación de un mundo "mejor", o directamente criticar lo que "está mal" de éste (tampoco nos vamos a engañar), para que no te subiera la tensión; y es admirable, con lo que te gustaba hacer de Don Quijote...

Y me niego a despedirme, tengo un padre rebelde, sensible, fuerte, inteligente, bueno, valiente, arrogante como un dios, con un amor a sí mismo desmedido, culto, complicado, inquieto,  apasionado, travieso, nervioso como un niño (aunque sabías controlarte cuando la ocasión lo requería)... Y que me quiere y al que quiero. Porque para mí es como si siguieras viviendo. Y trataré de seguir adelante para hacer honor a tu legado, que no puede ser en vano.


Tu hija que te ama: Laura.