RYUICHI SAKAMOTO




"THE LAST EMPEROR"




"FORBIDDEN COLOURS"







SYSTEM OF A DOWN




"AERIALS"




"HYPNOTIZE"







ROCK ALTERNATIVO Y MUJER





P J HARVEY, JOHN PARISH "BLACK HEARTED LOVE




BJÖRK "ARMY OF ME"





"SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO"; DVORAK



  Movimiento noveno de la "Sinfonía del Nuevo Mundo" de Dvorak, interpretada por el maestro Herbert von Karajan, (no me permite subirlo de otro modo).





"NIEVA EN EL RETIRO"



  Esperando la esperanza... En el Retiro hay dos chicos: una pareja, casi niños. Se besan desesperadamente en un banco sintiendo caer la nieve. Él solo mira, desde el rincón. ¡Algo dentro de su magullado cuerpo...!; renacen las ideas.
Son demasiadas vidas torturadas. Desolación. Y sin embargo ahí está, ¡la vida se regenera de nuevo! No tiene nada. Antes tenía. Lo perdió todo y no quiere pensar más.
Desde su incómodo rincón, gracias a esos niños, volvió a vivir. Para decir su último adiós. La consciencia tiene su límite... Y la suya ya gastó todos sus cartuchos. Una vida consciente en la mendicidad no es vida: lleva años siendo mendigo. Pero hacía tiempo que no se consideraba un hombre.
¡Ahora se ve a él!: un ser humano invisible. Lo ve claro y no es fácil de soportar. Es invisible a sí mismo. No puede reconocer en ese desecho de carne y huesos el hombre que fue, el señor que es. Ese hombre, niño, joven, maduro... ¡nunca viejo!; merece un respeto. Y en cierta forma, piensa: qué mejor honor que sea él mismo quien se otorgue el regalo. Si al menos viera otra salida... pero hay cosas que son de milagro y muy Señor mío y está cansado de luchar.
Quizás, piensa, debería buscar la mirada retrospectiva. Pero ya hurgó demasiado en su pasado hace tiempo y teme volver a la locura del inframundo.
Cierra los ojos, siente la tierra... Se descalza y asiente: "¡sí, la vida es bonita...!". Pero un hombre no solo vive de la Naturaleza; necesita metas que algún día se puedan cumplir. Aspira el aire helado proveniente de la montaña, el agua coagulada se confunde con el aroma del fresno y el abedul... La tierra está húmeda, sus pies descalzos. Y los copos acarician su piel con tanta dulzura como su fallecida mujer.
Siente la vida; siente su cuerpo. ¡Oye los gritos lejanos de los niños, los susurros de los japoneses y el clic de sus cámaras digitales! Un gorrión vuela junto a él y se confunde con la gente: ¡es alguien! Aunque solo sea para él. Pero sabe que no puede aspirar a más y tampoco lo reclama.
Levanta la vista hacia el cielo, ahora nieva más, hace más ventisca. Los chicos ya han despertado de su estupor y corren a refugiarse. Solo él permanece impasible. La naturaleza le está hablando; lo sabe. Y ya es lo único que le importa...

Por un momento es feliz; ¡sí feliz!; después de tanto tiempo... Ella nunca le ha olvidado, ¡Ella le llora y le rinde homenaje! Su triste vida no ha sido en vano, siempre ha estado Ella; cómplice muda de sus desgracias.
Ahora sabe que ha llegado la hora. Es triste, pero peor es persistir en la Nada por más tiempo. El mendigo piensa: "todos tenemos un ciclo al que dar sentido, yo no nací para ser feliz está demostrado; pero tampoco para no saber ni qué es ser desdichado. Al menos seré abono para los árboles, ¡mi vida tiene un objetivo!". Y no permite a su humanidad vislumbrar con completa lucidez el miserable sentido de su existencia; no lo soportaría, ¡volvería a enloquecer!

Se tumba bajo el banco. Tirita de frío.
Saca la navaja y un leve temblor sacude sus nudillos. Pero su voluntad es firme esta vez: Hunde el arma en su vientre. Siente el dolor y solloza... En silencio... De todos modos sabe que nadie le escucharía, y no desea mortificar sus últimos alientos con tan cansina crueldad. La savia de su vida tiñe de carmín el hielo dándole un aspecto dantesco y acuarelado.
Mientras tanto, siente el dolor físico... Y van ganando terreno los recuerdos hermosos de su existencia: el patio de tía Marta, su amigo Gabriel, el tirachinas, las noches con Manuela, la orquesta...
¡Se traza a sí mismo jovial, alegre...! ¡Lleno de vida! Y con otra vida...
Ya apenas siente nada; cesa en su lucha. Se sumerge en el dulce sueño del tiempo eterno al son de la hoja derrotada que besa su boca; sellando la esperpéntica sonrisa que dejó dibujada.

-¡Mamá mamá mira!
-José, ¡vámonos!

No importa; ya no necesita socorro...

Los copos de nieve volviéronse granizo, cientos de hojas se elevan y caen sin control en el balanceo de las volátiles ramas. Cruje, ¡estrepitosa!, la tormenta. A pesar de que siempre habrá quien rememore en ella la "Sinfonía del Nuevo Mundo" de Dvorak . Tal vez sea el mismísimo Dani Izaskun quien nos la recuerda, al no poder tararearla él.


L.

"PASEANDO POR EL RÍO ERESMA"




  Una hoja me cae sobre la cara, me incorporo sobresaltada. Por un momento en la alucinación de mi pesadilla veo las fauces del cocodrilo tan cerca ¡que hasta huelo su aliento! A medida que me voy despertando, reconozco los contornos del parque de la Fuencisla de Segovia y el putrefacto aliento se convierte en aroma de tejo y hierba fresca. Son ya las siete y cuarto. Tengo que darme prisa si quiero recorrerme el parque antes de oscurecer.
Me pongo en camino. El cocodrilo se viene a mi memoria, sin saber porqué. "Estás definitivamente curada" han sido las palabras del médico. ¡Curadaaa! ¡Definitivamente tras año y medio de incógnita post operatoria! ¡Estoy curada! y contenta más no puedo evitar recordar: la cara pintarrajeada de aquella enfermera y su mirada de la burla ¡a la lástima!, a Camila, el único médico que me habló con propiedad. Joaquín. La noche en urgencias con Sandro. Y esa noche, sola en casa... La operación, más lenta, más impredecible de lo esperado: las placas, la anestesia no local, la advertencia del médico de más difícil de lo esperado aún estando anestesiada. ¡Sí se ha esfumado yaaaa!, como un sueño entre brumas, perezoso por despertar...
¡De repente!, advierto una presencia pisando sigilosamente la hojarasca... Está llegando el otoño pronto el bosque adquirirá ese aspecto algo tenebroso.
Tengo que darme prisa o me pillará la noche y el camino no es corto. Paso por el puente romano que cruza el río Eresma adentrándome en la otra parte del parque natural. La que más me gusta: ¡el foso! Nombre que le doy por rodear la ciudad de Segovia a unos 30 metros de profundidad. ¡Debió ser difícil para los árabes adentrarse en Segovia!; encaramada a esa fortaleza natural (dejando aparte su muralla de la que queda tan poco).
Las pisadas ahora son menos titubeantes, más sonoras ¡parece haber engordado cien kilos el coco, jeje! Apresuro más el paso porque no me hace gracia ese animal y estoy llegando al tramo más recóndito y bello. Aquel de camino más serpentino y angosto; de vegetación abundante... No entiendo porque no podía dejar de pensar en el cocodrilo. Los pasos parecen acercarse más. Ahora, apresurados.


Una rama que parece ser balanceada por el viento; pasa por mi lado rozándome los dedos... ¡Esto ya no tiene pero ninguna gracia! Sin pensarlo dos veces ¡me vuelvo!; pero el tipo o tipa se ha escondido tras una curva del camino alcanzando verle solamente un pié, embutido en unas deportivas blancas verdes y azules. Calculo un número enorme. Ya voy haciendo "footing".
Empieza a chispear como siempre. La lluvia en Segovia suele esparcirse así, poco a poco, ininterrumpidamente... Me recuerda a lo que se cuenta del Reino Unido; viaje que espero poder hacer algún día... Para entretenerme, alzo la mirada al Alcázar: ¡qué bonito es! Tan sencillo, con sus grabados mozárabes y su techo de pizarra, ¡parece de juguete! Las pisadas me van comiendo terreno, lentamente...
Una brisa enfría el parque. Las ramas acunan las hojas que chocan unas contra otras, violentamente. ¡Muchas! se precipitan a la tierra del sendero, bajo mi falda. Una rama, precozmente derribada, ¡me azota una pierna! El gris cenit se torna más intenso.
Son ya las ocho menos veinte de la tarde. El gorjeo de los gorriones me hace compañía. Una posible ardilla entre los arbustos también. Miro de reojo en mi desesperación por creer en fantasmas. ¡Los arbustos siguen en movimiento! A mi lateral, ¡como mi sombra!, se mueven, como siguiéndome; como azotados por un huracán. ¡Corro!
La ardilla: sigue mi ritmo. Aterrada, miro el tronco de los arbolitos, ¡las deportivas..,!, corro más y más. ¡Siento mi corazón a 200 por hora...! Y los arbustos siguen vivos mis pasos: ¡Jadeantes...!
Queda nada para la empinada escalinata. Algo parece salir del follaje: ¡un brazo! Las irregulares y sombrías escaleras de piedra... giro a mi derecha, ¡tropiezo con su pié!
Subo los peldaños con todas las fuerzas que soy capaz, me agarra una pierna ¡me hace bajar tres escalones de golpe...!
¡Gritaaa, me atrapa la otra pierna...!
¡Consigo soltarme y llegar a la cima!
Empapada en sudoroso miedo, llego a la ciudad y busco refugio en los segovianos. Pasando, a trompicones, uno de los barrios más destacables de Segovia. Sus calles de piedra, mudas, me someten a mis perversos pensamientos. Me ha perdido la pista.

La plaza mayor: ¡gente! Respiro con alivio y una sonrisa infantil viene a mí. Unos niños corretean con sus madres vigilantes al otro lado. ¡La increíble plaza Mayor con su iluminación azulada y sus majestuosas fachadas coloridas! , ¡es un escenario digno de fotografiar! No es la plaza Mayor de Segovia de las más adoradas de España; pero para mí tiene una belleza sencilla, espiritual ¡y única! Como la ciudad que la alberga: especial. La luna ya se asoma y el aire pintoresco deja traducir ese nosequé de misterioso y legendario de las hermosas ciudades medievalescas.
Me alegra volverla a ver. ¡La atravieso con gusto! Fijándome en cada uno de sus vericuetos. Bajo por la calle de Cervantes no pensando (procurándolo), en el desconocido de las Nike tricolores.
Miedosa por las luces y sombras de las callejuelas que asoman. ¡Tan oscuras y calladas como las del Albaizín!, ¡cojo la bajada con gusto!
Ya llego al Azoguejo, tengo el acueducto romano enfrente; ¡un golpe seco!, como dado por una porra: ¡Me arroja al suelo! Pierdo la noción del tiempo... ¡la conciencia! Y el cocodrilo regresa... Me tiene ahí. Inmóvil, definitivamente. ¡Ya es mi dueño...!
¡Alguien...! Una fuerza me ayuda a incorporarme. Aún tengo la espalda dolorida. Por inercia más bien, me giro, y veo su espalda ¡no más!: un jersey rojo roído pantalón blanco figura delgada y morena... "Señorita, ¿esto es suyo?"; ¡dejó una carta!
Le doy las gracias al señor que me ayudó a incorporarme y me voy a casa.
Una vez en la pensión leo, con letras irregulares y faltas ortográficas dice: "Soy tu sombra y estoy donde tu estás jo te amo pero tu a mí no ¡lo pagaras!" El tono debe ser amenazante ¡pero me hace gracia!: me ha golpeado porque cree odiarme o quererme, ¡qué romántico jeje! Sin duda se trata de un loco de alguien en quien tengo que poner remedio pero estoy demasiado cansada, ¡sólo quiero entender por qué se esfumó el cocodrilo sin comerme ni tansolo el dedo meñique!
Unos granos ¡como de arroz! chocan contra los cristales de mi ventana. ¿Sabrá dónde vivo…? Al asilo de mi acogedora casita me asomo a la ventana. Ahí está. Moreno, muy delgado pero fibroso, con su ropa vieja y sus Nike tricolor; no tendrá más de veinte. Su pelo es negro azabache, parece gitano, cara enjuta y angulosa, nariz aguileña más bien grande, boca gruesa de contorno masculino. Pero lo que más destaca en su rostro son sus enormes y bellos ojos negros, ¡como nunca vistos! Una cara que sería muy atractiva de no ser por esa mirada perturbada y fija en mí. ¡En esa mirada se encuentra el abismo, la desesperación!; pero también cierta dulzura, sueños, inocencia, interés... ¡No puedo dejar de mirarlos! Parecen suplicar a través de ellos...
Se me viene a la mente, como un fantasma, recuerdos de sensaciones ya perdidas... Aquella Andrea de diecinueve años que defendía con pasión: "¡la juventud está en el espíritu!" "¡la verdad nos hará libres!" "el amor da la felicidad" o "el trabajo sólo es una herramienta"... Aquella niña hippie viene a mí más penetrante, ¡más impertinente!, que ese pobre diablo. ¡Ese brillo ingenuo y esperanzador era el mismo que el mío antes de mi primera visita al cardiólogo! Renazco todas mis "verdades absolutas", tristemente. ¡Y por fin entiendo...!: el afán infantil por rayarme por vanidades "adolescentes", mi timidez absoluta en situaciones ya superadas, mis deseos infantiles de independizarme y mi obsesión por la "¡Felicidad!". El porqué todas estas ideas están teñidas por la amargura ¡es porque están tan muertas y enterradas que ni me he dado (ni querido dar) cuenta...! La verdad, jeje, siempre tan feliz... me había enseñado, demasiado temprano, que nada es para siempre aquel mes de septiembre del 2002 , a mis veintiún años. Había habido un antes y un después; en el que se me robó la parte más hermosa de la juventud. Aquella que hace que los universitarios debatan con pasión en las aulas aún a sabiendas de la relatividad de sus ideas. Ese sentir eterno que siempre ¡siempre! acompaña a quienes huelen la muerte lejana... ¡Imposible! He deformado mis ideales más infantiles con la esperanza de alcanzar nuevamente ese sentimiento de eternidad, ¡de juventud!; y tan solo he sido capaz de rasgar su recuerdo... Porque no, esa etapa en la que los ideales son más que entretenidos pasatiempos se ha alejado ya demasiado... Y el brillo ingenuo que veo en los ojos del muchacho era el mío: soy yo hace siete años.
No pude evitarlo... Lloro tanto que se resiente todo mi cuerpo. ¡Lo necesito...!
Cuando me incorporo, vuelvo a la ventana. Las chispas se han convertido en granizo. Pero él permanece ahí: ¡inmóvil!, como una estatua, mirando mi ventana con esa mezcla de odio y desesperación en la mirada... Lo miro a los ojos, ¡sin ningún miedo ya!; sin decir nada y sin tratar de reflejar nada. El verá su propio "cuento" y sea el que sea, yo sólo quiero que siga persistiendo, por muchos años más que los míos...
¡De golpe!, ¡parece despertar! Con asombro mira al cielo, ¡como por primera vez!; siente las gotas heladas sobre su pelo su piel... ¡Se va!, cuesta arriba... ¡Siempre arriba!

Al volver a mi cuarto, me miro al espejo: ¡sigo ahí! ¡Pero mi rostro ya no es el mismo! Hay algo nuevo pero viejo en él: ¡la renovación de otra nueva etapa!, ¡más alegre!
Tengo en la cara un brillo especial... ¡Mis ojos vuelven a mostrar alegría!; ¡una de más sabia!, aunque siempre dolorosa por aquella extirpación precoz. Pero más vibrante y brillante si cabe: ¡Es mi "juventud" (jeje)! , ¡que regresaba para quedarse "para siempre" (aquella llamada de espíritu que nada tiene que ver con la vejez ni la juventud)! Una "juventud" que al fin ha conseguido cubrir una de sus bajas: Los Absolutismos.
Además... ¡tan solo tengo 28 años!, ¡¡en realidad joven!! Y con un "pequeño" adelanto en la seriedad de la vida...
¡¡Más beneficioso que inútil!!
¡¡Sííííííííí...!!
Por el que sí que no podré hacer nada es por el pobre cocodrilo, que por la pantalla de mi imaginación lo veo deprimido y cabizbajo rozando el cañaveral. Buscando entre carroña su sustento...



"EL REENCUENTRO"




  Oigo sus pasos cruzando el estrecho callejón, ahora sube los peldaños, despacito, pero de dos en dos. Pronto estará aquí. ¡Ya está!

Se ha puesto frente a mí, sólo lo ilumina el claro de luna que se filtra por la única ventana del cuarto. Pero lo veo todo. Sus labios rígidos ceden a la mirada todo el calor de su sexo, de su deseo por mí.

- Y bien, aquí estoy.
- Sí ya lo veo.

Somos parcos en palabras, no nos llevamos bien, no nos entendemos. Pero necesitamos comernos el uno al otro, respirar el mismo aire; ansío su aroma y ansío su sexo. La boca se me hace agua, aunque nuestros sentimientos, como nuestra conversación, son toscos, desganados. El fuego está dentro, necesita la frialdad para poder actuar, ¡morder, exhalar!, sublevar, desvanecer...

Me acerco a él y le doy un beso. Pero él introduce la lengua y ya no nos separamos. Así, de pié, siento todo su cuerpo quebrar contra el mío. Siento su abrazo; cálido, fuerte, apasionado...

¡De repente!, me coge en brazos y me posa sobre la cama. Con suavidad, con dulzura... Contenido, empieza a rozar sus labios por mi cuello. A medida que va bajando sus besos son más intensos; más húmedos...

Lo cojo por el pelo y lo atraigo hasta mis labios, nos besamos con vehemencia. Le voy quitando la ropa con cierta violencia... Él se deja hacer y sigue discreto, elegante en sus movimientos; pero ya no en su azarosa respiración.

Ahora soy yo la que se contiene. El espera mi entrega completa, pero no se la ofrezco. Entonces él empieza a desnudarme, despacio. Me adora sin apenas tocar, me repasa con la mirada. ¡Se abalanza sobre mi vientre!, mi cintura...

Vamos perdiendo la compostura poco a poco...

Un abrazo más fuerte de lo debido; un lametón que degusta su aroma; sus intrépidas manos moldeando mi figura...

Ahora llegan los mordiscos, indoloros, se confunden con los labios; me oprime el pecho con sus manos, pellizco sus pezones, duros, me amasa las nalgas... Su fuerte pecho cae sobre mí, ¡siento su vigoroso y jadeante cuerpo restregarse por mi piel!, ¡me atrae hacia sí! Me arrastra con él al otro lado de la cama baja la lengua por mi espalda, ¡por mis muslos...! ¡Ya soy toda suya!, ¡sólo suya...!

Y la razón se escapó por la ventana, sólo existe nuestro amor nuestros cuerpos vibrantes, ¡nuestro vicio...!

Me penetra... una vez... otra, sube y baja sobre mí, ¡sin descanso...!
¡Sí...!
- Basta
- No
- ¡Basta!
- ¡No!
- Te amo
- ¡Te amo!

¡Chillo de placer forcejeo me retuerzo!, nuestras miradas se penetran perturbadas de deseo, ¡me muerde...!

El frenético baile de nuestros cuerpos desnudos, ¡me muero...!

Y seguimos, ¡seguimos irrefrenables!, ya no es posible el silencio, ¡el placer lo envuelve todo...!

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Con este ritmo salvaje nos sorprende el gallo.

Nuestras miradas todavía relumbran por el fuego de la noche. Nos besamos innumerables veces. Sonreímos. Nos abrazamos. Hablamos de tonterías.

Todo el fin de semana de amor, es lunes y tiene que partir; le han mandado a Melilla por el tema de la llegada de los príncipes, es militar. De todas formas él es de Cartagena. Yo funcionaria, en Valencia.

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Y, una vez en su ausencia, regresa la larga espera, el fuego perpetuo... su mirada, lejana, clavada en mi mente...



"VISIÓN"; MARGARETHE VON TROTTA (7)




LO QUE HACEN LAS VISIONES

Hildegarda de Bingen es reclutada de por vida en el monasterio de Disibodenberg, mayoritariamente dominado por abades, bajo la tutela de Jutta. Ella extrae y aprende a tener fé en el entorno que le ha tocado vivir, como tantas niñas y niños del siglo XI entregados por sus familias a los conventos. En ningún momento nos muestra la evolución de ésta de niña a mujer; dando un salto de treinta años de sopetón, convertida ya en mujer santa, y en pocos minutos en abadesa. Sería interesante que la película explicara los primeros treinta años de la protagonista y su relación con su mentora Jutta, cuando tanto empeño se pone en reafirmarla; así podríamos saber más sobre ella antes de verla convertida en mujer madura y ejemplar. Que por cierto fué más fruto silvestre que semilla bien sembrada. Y lo de que, en principio, no quisiera ser abadesa, francamente... no concuerda con la evolución ni el carácter del personaje.

Por otro lado omite muchas de las labores de esta visionaria mujer que fué toda una institución no sólo en el arte de la escritura y en ciertas reformas "modernas" que, ¡cómo no!, para escandalizar, sólo se centran en lo sexual (escena de teatro, libro sobre el sexo): Fué también compositora, cosmóloga, medica, científica y antropóloga; y sus libros no se basan sólo en lo religioso.

A pesar de estas lagunas biográficas, el excesivo nombramiento de la sabia maestra y la creación de un nuevo convento sólo por socorrer a las novicias; una película bastante entretenida, (sobretodo en la última hora), de narración armoniosa (tal vez algo pausada), fotografía adecuada, filmación sencilla (sin grandes recursos) y actuaciones y diálogos correctos.


Spoiler:

Bueno el maquillaje de madre superiora Jutta cuando muere da un poco de risa, pero se puede perdonar.


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"LA PIEL QUE HABITO"; PEDRO ALMODÓVAR (8)



ESTIMULANTE

Almodóvar no es presicamente santo de mi devoción, pero me ha soprendido muy satisfactoriamente en este thriller-drama-comedia que conjuga a la perfección, sin escatimar calidad a cada género.

Ambientada en un caserón toledano rodeado por un espeso bosque; nos cuenta, a trompicones, (saltos temporales muy adecuados para el desarrollo de la intriga), los ambiciosos proyectos de un cirujano loco (Banderas) que pasará a ser uno de los psicópatas más retorcidos y desequilibrados de la gran pantalla. En sus planes se combianan ambición profesional, venganza y redención; tres en uno. Marco perfecto para tocar diversos temas como la perdurabilidad de la identidad propia, el amor incondicional y el vacío de la pérdida. Enfocándolos mediante la acción, más que el diálogo, que en esta película es el adecuado (dentro de las rareces propias del director).

Almodóvar consigue llevarnos del drama a la risa en un abrir y cerrrar de ojos, en una misma escena, sin olvidar el eje principal: la intriga y el terror psicológico. Puesto que, a pesar de la irrealidad de la historia, una llega a sentir escalofrios por lo que puede llegar a hacer el ser humano. Y lo logra sin que lleguemos a identificarnos (imposible) con ninguno de los personajes; captando nuestro interés através de la escenificación, de los planos, en los golpes de efecto del guión... y todo lo que supone la parte técnica. No necesita que empaticemos con ellos para que nos caguemos de miedo, y eso, en el terror, es tarea complicada.

Elena Anaya sobresaliente en su interpretación, salvando con creces las incongruencias del personaje peor dibujado.

Lamentas su fin.


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"EL AMANTE"; JEAN-JACQUES ANNAUD (9)




AMOR SINCERO Y LIBRE

  Desde el momento que arranca la película te llama la atención; basada en un libro de una escritora tan notable como Marguerite Duras la transcripción es una opción que no desvirtua al arte visual. Que es esplendoroso: la visión pictórica del río Mekong lo hace enigmático, cosa que tal vez no sea ; el bullicioso mercadillo vietnamita... Tb el enfoque es muy correcto; utilizando planos directos descarados en las escenas íntimas, y la distancia y objetividad en escenas paisajísticas o familiares. Las eróticas son valientes, directas, pero elegantes. Mostrando sólo lo necesario y con la sutileza de un maestro cinematográfico: sólo lo que es indecoroso pero no morboso ni pornográfico. Con una luz luminosa y ocre, que provoca sensación de sofoco, nos permite ver lo más íntimo de los sentimientos através de la piel: el sudor; de un cerrar de ojos necesario; de un grito dolorosamente ardiente...
Los personajes están muy bien trazados, sin caer en el tópico más ramplón como ocurre con "Lolita". Tal vez la niña excesivamente avispada para la edad, pero de otro modo no se entendería la pasión ¡del guapísimo! oriental. Se complementan; pero no para curar su soledad, (gastado recurso que en cambio parecen llevar por bandera), sino por sus diferencias. Los dos tienen una personalidad definida e inteligente; estamos ante una pareja real que nos quiere decir mucho tras su relación, aparentemente, más carnal que espiritual. El diálogo es maravilloso, muy adecuado a cada escena.
Y hay más, al contrario de lo que no suele suceder con el cine con muestras eróticas: está cargada de mensajes profundos y situaciones que siempre requieren una segunda revisión, que nos enseña otros horizontes. De echo es recomendable verla más de una vez para que el impacto erótico no nos nueble el contenido. Inolvidable.


Spoiler:

La escena en la que tienen su primer roce amoroso en el coche de él, es de una sutileza y erotismo imprescindible y sin enseñar más piel que la que permite el vestido y el traje. En una de las cenas la voz en off que representa la niña de adulta dice algo así como que hablaban de la boda de él de forma casual porque era el mejor modo de quitarle dramatismo al tema, los pensamientos íntimos de un pareja rara vez son llevados al cine, tal vez porque se crea más en el romanticismo efectista del telefilme.


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"JUEGOS DE VERANO"; IGMAR BERGMAN (10)




¡LA VIDA ES BALLET!

  Magnánima película que, incomprensiblemente, ha pasado desapercibida entre los grandes títulos del Séptimo Arte. Historia realmente romántica, (no sólo por la historia de amor), que trasciende del primer amor a cotas inesperadas de superación personal y apología de la vida. Los personajes son maravillosos y creíbles (Marie debería ser más reconocida que la frívola Escarlata O'hara), la fotografía es una auténtica preciosidad en momentos felices y tenebrosa y angustiosa cuando nos adentramos en la fúnebre nostalgia de la protagonista; el paisaje es un personaje más. La cámara rueda con precisión cada plano, guiada por la narración, (en numerosas ocasiones esta ley se trastoca). El diálogo es preciosista y existencial, propio del director, pero sin desentonar en el fotograma; respetando siempre lo que se está contando, y, ¡por supuesto!, haciéndonos reflexionar más que cualquier librillo de autoayuda que ofertan en el "Vips".

Se nos muetra un amor auténtico y realista, desde la empatía, complicidad y admiración mutua de la pareja protagonista; no en la búsqueda del ser perfecto ni con "momentos especiales".

Pero esta obra maestra no se reduce a una novela de amor; ése es sólo el vehículo que nos transporta a comprender la existencia, el sentido y finalidad de la vida. Bergman contrapone dos de los grandes paradigmas del ser humano en clave de paradoja: la felicidad, (en la plenitud del amor, "la vida"), y el dolor, (el olvido voluntario, "la muerte"), presentándolos como el pez que se muerde la cola: la existencia. Viviremos y moriremos mil veces, incluso tras la muerte; en los recuerdos palpitantes de quienes nos amaron. Ese es el único sentido de vivir y morir: enriquecernos de los hallazgos, que, por otro lado, no dependen del egocentrismo humano. Forman parte de la cadena universal, donde nada permanece y todo se regenera, (visionado en el ballet y otros planos).

La majestuosidad del film eclosiona en el momento cumbre; todos sabemos qué ha ocurrido y aún así... ¡nos sorprende! Nos conmociona, supone un duro golpe. Bergman se ha encargado, maravillosamente, de que vivamos al momento, con los protagonistas. Porque en la vida sólo existe el presente, cargado de pasado o futuro.


Spoiler:

Especial mención merece la escena de la anciana de negro (viuda); la prota la persigue, como si fuera el espectro de la muerte, en una escenificación titiritesca donde ambas andan en fila india por un paraje desolador, (que simboliza sus estados de ánimo). La vieja no persigue la muerte física, sabe que no hay más infierno que el de la Tierra, la joven va camino de asumirlo; pero necesita de una guía.


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Homenaje a Pío Baroja: "GRITO EN EL MAR"




La mañana y la tarde se habían pasado lloviendo; como lagrimones que brotan de un corazón oprimido, caían las gruesas gotas de lluvia, brillando en el aire como reflejos de acero y haciendo saltar el agua de los charcos. Declinaba el día; las nubes grises que cerraban el cielo encontrábanse muy bajas, y leves neblinas empañaban el aire.
Un paisaje envuelto en la niebla tiene alguna semejanza con un alma sumida en la tristeza; ese fino cendal de ligera bruma que parece envolver y acariciarlo todo, ofrece para algunos encantos y atractivos mayores que los de un día esplendoroso de sol; la felicidad busca el astro vivificador que hace sonreír la tierra; el dolor, la oscuridad; la melancolía, mezcla de felicidad y dolor, busca la penumbra, mezcla de día y de noche.
Era día de niebla, relucía el suelo empapado de agua con amortiguado brillo, y relucían los charcos como trozos de espejo derramados por alguna hada en solitario camino; a la izquierda de éste veíase la falda de la montaña, entre cuyas peñas nacían helechos ya amarillentos; a la derecha, un prado cubierto de hierba, que exhalaba un olor fresco y saludable, terminado bruscamente por hallarse roto el terreno, formando un acantilado unido a otros de la costa cantábrica, para constituir un murallón enorme, siempre batido por el empuje vigoroso del océano.
La brisa húmeda y cargada de olores de mar salía de éste como lento y prolongado suspiro de un monstruo que duerme; las olas estallaban en las peñas con gran estruendo, y al retirarse engendraban un sordo murmullo que parecía elevarse hasta el cielo.
El Cantábrico jugueteaba, y, sin embargo, al dejar caer la mirada desde lo alto del terraplén, el espíritu caía con ella y se sentía turbado por el horror primero, por la admiración después. Las rocas del pie del murallón, espiaban los movimientos de las olas; el océano embestía con toda su fuerza; del choque de los dos enemigos saltaban nubes de espuma.
Si la tierra fuera la cabeza de un dios, el mar debía ser su cerebro; esas olas que avanzan cautelosas, oscuras, pérfidas como el alma de la mujer, que se agitan luego y parecen erizarse de llamas, que van jadeantes, se retuercen, se fatigan, se detienen para tomar alientos y vuelan después frenéticas a estrellarse contra las rocas; esos círculos de espuma que giran con rapidez vertiginosa, que cambian de color y se hacen amarillentos, rojos y plateados, serán sólo montones de átomos movidos por el viento y refracciones del cloruro de sodio disuelto en el mar; pero parecen el ir y venir de las pasiones y la florescencia de las ideas en el cerebro de un ser grande.
El mar es como una reflexión del alma del hombre, su flujo es su alegría, su reflujo la tristeza; vencido por la civilización, protesta contra ella en los días de tempestad; grande como es, no tiene misericordia ni para los pequeños ni para los humildes; a todos los aplasta con sus furores…
Sentado en una roca, y agarrado a otra con fuerza, contemplaba las evoluciones del monstruo, miraba con los ojos muy abiertos, dichoso al verme libre de mis amargas ideas. El ala de la imbecilidad veía a acariciar dulcemente mi espíritu.
La niebla iba ennegreciéndose; el mar tomaba una brillantez fosforescente por el reflejo de una nube blanquecina que apareció en el cielo. Entonces me pareció que abajo, muy abajo, entre aquellos remolinos turbios, veía una barca con la quilla al descubierto, las olas la lanzaban como un ariete contra las peñas, y , al chocar, crujía como si se quejara dulcemente.
De pronto, rasgó el aire un grito, quizá de un ave marina, para mí salido de una garganta humana; un grito largo, desesperado, estridente; aquella nota de dolor se perdió como un átomo de tristeza en la tristeza inmensa de la noche. El mar tomó un color de tinta; el viento murmuró con más fuerza; las olas siguieron mugiendo y mugiendo.
Me interné en el monte, pensando con espanto en las terribles aventuras de un cadáver, juguete del mar. La noche estaba templada; un silencio de reposo absoluto reinaba en la tierra; la luna comenzaba a salir entre nubarrones oscuros, que corrían atropelladamente por el cielo, y sus pálidos rayos iban plateando la niebla; el aire húmedo y perfumado por las emanaciones del campo, venía del bosque como si fuera el aliento poderoso de la montaña. En el fondo del valle se adivinaba la aldea envuelta en la bruma; a lo lejos, de la silueta oscura de un caserío, salía un rayo de luz como mirada rojiza de un ojo siniestro que contemplara parpadeando la noche.
Cuando, al anochecer, en la casa solitaria del pueblo donde se desliza mi existencia, oigo e crujido de las ramas secas de los árboles y las desvencijadas puertas se estremecen y rechinan como modulando sardónica carcajada, recuerdos de lejanas épocas se agolpan en mi mente; no son de esos que regocijan el corazón y hacen aparecer a los labios alegre sonrisa, sino de los que contristan el ánimo; pero entre todos se destaca en el fondo gris de un día de niebla aquella nota aguda de dolor y vibra en mis oídos como el llamamiento desesperado de un moribundo; vibra, y la veo perderse como un átomo de tristeza en la tristeza inmensa de la noche.

"PRECIOUS"; LEE DANIELS (2)


Betty era más sincera

¡¡¡MUEREEE PRECIOUS MUEREEE Y NO SUFRAS MÁSS!!!

¿Dónde ostias está la preciosidad de esta película?, porque no será en la protagonista... y sí: es más fea que un bulldock, ¡¿qué pasa?!; si lo que importa es su belleza interior, (la cual tampoco posee a no ser que tenga un plus extra por mártir), ¡que se le dé un nombre que no se mofe de su aspecto por Dios!, (menuda forma de cachondearse por lo bajo...).

No entiendo el gran revuelo de este film, es el típico telefilme de Antena 3 y de los malos, que no suelo quedarme sobada con ellos. ¡No hay un argumento creíble!, desde el minuto 1 a esta pobre condenada sólo le dan de ostias sin venir a cuento a no ser que sea suficiente motivo ser negra gorda y fea, (por si las dudas: no lo es). Para que exista un drama tiene que haber una situación dramática y perdón... una sucesión de catástrofes y una voz en off que relata lo que ya vemos, no es dramático: es morboso. Vamos a ver... ¿a santo de qué la madre le tiene tanta manía?, pues nada, hasta el final no se sabe, por lo que es imposible no ver "violencia gratuita" y para eso ya me pongo "Impacto total", (programa, por cierto, que suele ser visto sin lagrimones a pesar de ser todo real).

El guión es un triturado de frases célebre puestas al azar, la prota confunde mostrar dolor con perpetuarse en la cara de pena , los personajes son totalmente arquetípicos, sobretodo el principal; no puede ser más vacío, en el sentido de plano, sin desarrollar. Se trata de una mujer hipermaltratada que se defiende a ostias cuando le interesa ¿¿¿???, pero qué es esto... Dejando a parte que deja como el culo al género femenino con sus, ¡únicas!, ilusiones de princesita o megadiva del pop aclamada por los hombres; y eso sin sesgarlo, por no ser injusta con mis compatriotas obesas negras y analfabetas...

Los momentos más "dramáticos" son cargados con ensoñaciones idiotas cosa que no atino a entender, ¡si sólo le falta que le caiga un piano encima joder!; si vamos a moquear, vamos a moquear, lo que no se puede hacer es ponerte el caramelo y no dejar probarlo. Es como si vas a ver una porno y sólo se quitan la ropa. ¿Es el telediario, película romántica, comedia...?

En lo que se refiere a superación personal y heroismo: 1. La cojonera voz en off se calla justamente cuando se precisa, parece, tal cual, que todas las catástrofes de esta chica se curen sólo por el: "quiérete a tí misma", que se traga sin reflexión alguna, ¡y a ser feliz! 2. Nos está diciendo que merecía todo lo que le pasó por débil, por no actuar antes, ¡y ver que ella es preciosa como un rubí! ¿Se puede tener más desfachatez...?

Prefiero ver "Rocky 3" que es menos superficial y no se burla de las negras analfabetas gordas y feas; perdón, de los ángeles caidos en desgracia.


https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/517521/362411.html



"FOUR LIONS"; CHRISTOPHER MORRIS (1)




DETESTABLE

Tal vez la dirección artística no merezca semejante calificación, pero para mí una película tiene que aportar un mínimo de enseñanza en la historia que cuenta, y más en un tema tan difícil y peliagudo como es la Yihad y su interpretación por parte de los muyaidines. Allá sea una comedia; que manda webos lo que causa risotada en algunos...

Aquí se refleja a cuatro pobres desgraciados que no saben ni lavarse la ropa, dando tumbos y poniendo bombas a diestro y siniestro. Si lo que se pretende es insutar a todos los muyaidines han malgastado demasiado tiempo y presupuesto en el cutrefilm. Si tanto se les odia... ¡aprendan de ellos!, ¡pónganles unas cuantas bombas!; (mmm, quizás esté descubriendo el verdadero propósito de la hora y media de bostezo que acabo de soportar...).

¿Que es una parodia?, una parodia se basa en una realidad, y aquí todo el trasfondo (si lo hay) nos viene a desvelar una inquietante verdad: los personajes son retrasados mentales. No indica cómo han llegado a ese punto, no habla sobre la filosofía muyaidin y su ideología... Va a lo más sencillote: a atacar a los desgraciados; ¡a las "víctimas" del sistema! Y ni se molesta en razonar cómo es posible que se victimice a los asesinos sin dar tansiquiera un razonamiento a los que un día podrían llegar a ser víctimas. En el mundo todos somos víctimas del Señor, será eso... Llega un momento en que sientes una profunda lástima por los tipejos que, ¡por supuesto!, son más bien bonachones; parece mentira que no seamos capaces de asumir ciertas evidencias... Por no hablar de que en esencia los cuatro son idénticos.

No sé no sé... ¿quizás la solución estaría en devolverlos a la escuela?, ¿es justo que estas pobres gentes paguen su deuda con la sociedad encarcelados de por vida? ¡Ahora resultará que cachondearse de ellos es comprensivo y compasivo!; que hay que ir más allá... Y mientras los "civilizados" asienten, pacientes y dolidos, su "reeducación", pueden seguir matando y rompiendo vidas, que lo que cuenta es el arrepentimiento final.

LO RECONOZCO (igual esque no capto el humor inteligente o las entramadas paradojas morales ocultas en las graciosas "cagadas" revienta cuerpos): NO TENGO NI IDEA DE QUÉ PRETENDE TRANSMITIR. Pero desde luego NADA MODERADO...

Otra cosa que me ha causado total inadversión esque la mayoría de la sala se reía a carcajada limpia desde el primer gag, (se me olvidó decir que el humor es de parvulario), y no es posible que todos estén acosados por la barbarie. Suerte que siempre llevo spray en el bolso.


https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/517521/412669.html



¡QUIÉRETE A TÍ MISM@!



  Estoy metida en una organización de ayuda a las personas que han sufrido maltrato y he de hacer una pequeña crítica, a pesar de que la intención siempre suele ser buena, cuando se dice la frase que rotula este post como solución absoluta. En mi organización se ven todo tipo de casos, sobretodo de palizas, robos, hijos no deseados...¡¡ en fín un horror!! Y la cuestión es que son muchos y una acaba cansada y con ganas de que el sufrimiento del otro termine cuanto antes. De ahí, quizás, que entre los colaboradores se termine por concluir todos los males, muy diversos y cuantiosos, en uno: "quiérete a tí mism@". Es verdad que esa es la base de la felicidad propia y ajena; pero creo que no es correcto, en cierta forma, decirla a personas ansiosas de estima...

  La autoestima viene por motivos, subjetivos sí, pero motivos, y éstos siempre se han de anteponer antes del "quiérete a tí mism@". Explico por qué: si hablamos de personas "normales" a esta conclusión se llega sin mucha complicación en la adolescencia temprana (como no antes), luego no le estás enseñando nada que él no sepa. Esta persona sabe muy bien el papel que juega la autoestima; pero cree que tras de sí hay una educación (desengañémonos ningún niño maltratado tiene una vida adulta sana a no ser que sea superman), una situaciones, unas razones... Que han de ser escuchadas en primer lugar, ya que dicha persona es adulta y sabe qué le preocupa. Estemos de acuerdo o no. Dicho de otro modo, es como quien queriendo construir un panel solar se le aconseja: "¡lo importante es que haya sol!".

  Puede sonar hasta a cachondeo, a "ir a lo fácil", porque es complicado ponerse en la piel de otros, y más si el tacto es áspero. A nadie le gusta vivir más problemas que los propios si no es para "compararse con situaciones peores" o "comprender para mejorar tu vida". No obstante... si no lo hacemos, si es tan fácil ayudar, más difícil nos será que un día recibamos nosotros el apoyo adecuado o la fuerza interna necesaria; puesto que nos iremos trazando una vida donde todo depende sólo de una facultad interna, independientemente de los motivos a los que vaya vinculada, (UNA QUIMERA... TODO ESTADO DE ÁNIMO VIENE POR UN MOTIVO EXTERNO RAZONABLE). Cuando estemos en lo alto de la montaña rusa genial, tal vez hasta nos sintamos el rey de mambo superiores etc, pero en lo bajo caeremos en picado y siempre con la soledad consentida de que sólo nosotros manejamos lo que nos rodea, sin culpas ni méritos para los otros. Un mundo de SOLEDAD absoluta donde los sentimientos, (para los que son imprescindibles interactuar con otro "objeto"), se irán estrechando y disminuyendo, al no tener tanta importancia lo que podamos vivir a través de los demás...

  También he de matizar que linda un poco con actitudes homófobas, racistas y de esta índole al dar por echo que en los individuos "con poca autoestima" los sucesos no tienen mayor trascendencia, (allá hayan rozado la muerte). Y por supuesto también es un excelente campo de cultivo para disminuir a dicha persona con "baja autoestima" si somos personas perversas e inteligentes. Puesto que, al desvincularla de los motivos, se da por echo que dicha "baja autoestima" es una característica a corregir de la otra persona para que no le suceda lo que le sucedió. Es decir, que nos vienen a contar un problema, algo que les preocupa hasta el punto de despreciarse, y en lugar de dar un abrazo se dice: "has de cambiar para que eso no te ocurra". Si estando en tus plenas facultades este mensaje resulta difícil de digerir y sólo viniendo de determinadas personas; ¡imagínense en alguien que no confía ni en su sombra y se culpa hasta de una paliza...! 

  A mí, francamente, me parece un error empezar un tratamiento a partir de esta premisa, se quieran más o menos el dolor sigue estando ahí, y es lo primero que hay que aplacar.  Me da escalofríos cada vez que alguien "justifica" (porque en cierto modo lo es) sus problemas en torno a esta premisa afirmando cosas como: "si me hubiera querido más, nada de esto hubiera pasado"; ¡¡y dicha afirmación se da por óptima!! ¿Cómo es posible que algunos profesionales no se den cuenta de la culpabilidad que ha de sentir alguien al creerse esta afirmación...?