MARIO LUNA, UN CHULITO INTERESANTE...


  Aunque el muchacho tiene pinta de chulo piscinas, de los pocos coach que merecen la pena ser escuchados; que hable él que lo hace muy bien:






¿"BLADE RUNNER" YA ESTÁ AQUÍ?



  Hace unos días en un curso que estoy dando, unos técnicos especializados en tecnología futurista impartieron una conferencia en la Sala de Actos sobre inteligencia cibernética, y quedé estupefacta... Más por el enfoque que le dieron a lo que, (de cumplirse), bien podría llamarse Segunda Revolución Industrial, que a los inventos en sí. Y es que, al igual que ocurre en la famosa película: el hombre, en su afán de dominio, termina invirtiendo el orden y supedita su humanidad a la máquina.

Soy partidaria de los avances en robótica e informática, aunque personalmente no me gusta nada los "cacharros" y los utilice solo para lo imprescindible. Gracias a ella nuestra vida es mucho más cómoda y fácil: nos culturiza; ¡tenemos a nuestro alcance toda la información del mundo con un solo click! Gracias a los nanorrobots se realizan algunas operaciones sin necesidad de la invasiva cirugía, y algunos coches ya no emiten dióxido de carbono.

Otras invenciones ya presentes o futuras a corto plazo, de las que no tenía idea y me dejaron boquiabierta son:

- Smartphones de antebrazo

- Sujetadores detectores de cáncer de mama

- Música compuesta por programas digitales

- Exoesqueletos robóticos

- Traductores de ladridos a lenguaje humano y a la inversa

- Cirugías quirúrgicas guiadas por imágenes robóticas

- Robots asistenciales

- Ojos biónicos que devuelven la vista a los ciegos

- Computadoras de inteligencia artificial que nos auguran enfermedades futuras

- Coches voladores

- Robots abogados 

- Órganos artificiales para trasplantes

- Lectores de dedos

- Estanterías de supermercado virtuales

Escapa a toda ficción futurista las cotas que hemos alcanzado en tan breve espacio de tiempo. ¡Me siento orgullosa de mi especie! Sin embargo, paradójicamente, esta inteligencia digital que hemos llegado a desarrollar, parece que nos consume...

El hecho de que se esté planteando sustituir abogados o médicos, (en sus funciones más básicas, pero suplantándolas), por computadoras es un claro signo de alerta de que estamos cayendo en picado... (no es incompatible con ser listííísiimoosss). Es comprensible, (a pesar de ser tremendamente inmoral), que las máquinas sustituyan al Hombre en trabajos manuales y automáticos que nos robotizan; aunque a algunos les den de comer. ¡Pero están programando robots compositores!, ¡médicos humanoides!; abogados que defenderán sin poder sentir qué es la injusticia... (a no ser que en eso también nos ganen, cosa que cada día veo más factible con semejantes planteamientos). ¿Qué clase de sociedad es ésta que pretende dignificar más al robot que al Hombre...?, ¡¿estamos tontos o qué?!; ¿a quién beneficia exactamente eso? ¿Económicamente?, ¡será a los peces gordos del negocio!, y dudo que todos vendan su alma al diablo; fuera del negocio, ¿a quién...?

La sociedad la formamos todos. Y son muy pocos los que, pudiendo, no se benefician de los grandes progresos de la tecnología, (tontos no somos); pero una cosa es aprovecharse de la tecnología y otra permitir que nos someta. En este momento de la Historia existen un amplio abanico de profesionales que no dependen, exclusivamente, de la tecnología; ¿han de ir todas estas personas a la calle por abaratar los costes de producción?

El ponente, a esta objeción, resolvió que, como ocurrió en la Primera Era Industrial, se cuestionarán nuevas profesiones que encajen con el perfil de estos empleados. Lo paradójico, es que todavía no se han planteado cuáles, mientras la tecnología ya es capaz de sustituir, (y sustituye), a determinados colectivos. ¿Qué ocurrirá, (o ocurre), con los discapacitados, con las personas demasiado mayores para amoldarse o, simplemente, con los que no tengamos ningún interés en trabajar con o para las máquinas?; ¿tendrán que aguantarse...?, ¿trabajar en algo que odian para poder encajar? Curioso... y  yo que creía que la base de una sociedad avanzada se basaba en la posibilidad de la libertad individual en el mayor número de individuos...

Según  nos contaron, (tal vez un cuento), en la Segunda Era Industrial la máquina ya no es solo una herramienta a utilizar: la robótica ha conseguido avanzar tanto... ¡que nos supera en trabajos intelectuales!, (como en Blade Runner). Y que se tenga esto por una gran noticia... Ya no nos ayudará a desplazarnos, a resolver logaritmos matemáticos complicados o a volar; ¡las nuevas máquinas serán la bomba!; tan súpers... que las admiraremos más que a los dioses. Además, ¡hay una fantástica noticia para los negados en ingeniería robótica o alérgicos a softwares informáticos!: se inventarán trabajos relacionados con el mantenimiento de la maquinaria para nosotros: limpieza, sellado; ¡tal vez maestros de robotitos...!

Los fines filantrópicos serán lo de menos, aquí lo que cuenta es quién llega más alto, quién fabrica el instrumento más increíble; qué robot nos supera con mayor desigualdad. Y seremos tan tontos de admirarnos por ello: porque serán mejores que nosotros, salvo en humanidad. Esa humanidad que permite que se destruyan puestos de trabajo a favor de las máquinas antes de que la sociedad esté preparada para esta contingencia...  Y no sé porque hablo en futuro ya se está haciendo, en Estados Unidos están sustituyendo a camioneros por robots. Una anécdota curiosa al respecto de esta mentalidad ciber-inteligente se produjo en uno de los rebatimientos post-conferencia, cuando mi profesora preguntó qué debía hacer para que su hija de once años dejara de mirar el móvil a la hora de comer; la resolución del ponente fue tan rotunda como ciber-inteligente, (y preocupante...): cada día los móviles serán más imprescindibles, es un "avance" que no se puede frenar. Así que ya se ha determinado (en nosequé estudio de ciber-psicología) que, en tales casos, deben establecerse turnos de tres; no puede haber más de tres personas con el móvil sobre la mesa. Es decir, para este buen hombre, (y todos los que piensan como él), hasta la mismita educación debe estar condicionada por los "trastos", y no a la inversa. ¿No es aterrador...?

Pero... ¿es realmente así o solo la visión de algunos "frikies de los videojuegos"? Quiero pensar que lo último... Todos estos artilugios existen o podrán existir; pero pongo en duda que alcancen las cotas de poder que nos quieren hacer creer. ¡Es imposible que en un futuro no nazcan niños más interesados en las humanidades que en la robótica, (aunque desde pequeños se familiaricen con ella)! Y serán ellos, (junto a los "viejos" suplantados por máquinas), ¡los que lucharán para que sus actitudes e intereses naturales sean escuchados! Es imposible que las carreras de letras desaparezcan por completo, por mucho que las "adapten" a la ingeniería informática. ¿Realmente alguien cree posible que un chaval/ala interesado en la lectura o las humanidades puede sentirse atraído por licenciaturas del tipo: especialista bidimensional en educación artificial, litigiador de software virales, instructor locucional adaptado a programas base...? 

¡No!, ¡no creo que todos nos volvamos majaretas!; no creo que los inventos se sobrepongan a nuestra humanidad. Servirán a nuestros propósitos, como han echo toda la vida. Se inventarán máquinas fabulosas, ¡viajaremos a Saturno de viaje de novios!, podremos tener conversaciones sin despegar los labios, ¡y puede que haya lentes de contactos que nos vuelvan invisibles en un microsegundo! Pero nunca, ¡jamás!, serán más fascinantes, más importantes, que nosotros; mientras existan personas conscientes de la importancia de la humanidad. Porque la evolución no solo se mide en el plano tecnológico: la evolución también es filosofía, educación y pensamiento. 

Consensuaremos nuevas leyes que dignifiquen al Hombre, nacerán nuevos talentos naturales que nos emocionarán con su canto, revertiremos el cambio climático creando formas de vida más naturales; ¡nacerán nuevas corrientes filosóficas...! Seremos cada día más humanos, en toda la extensión de la palabra; y las máquinas, ¡por supuesto!, nos ayudarán a conseguirlo.






"JOKER" TODD PHILLIPS (8,5): INCÓMODA REALIDAD




  Película aguda, crítica y perversa que, adentrándose en la mente de un enfermo mental, escanea la realidad incómoda que se esconde tras el individualismo mal entendido y peor aplicado.

Nos habla de Arthur Fleck, payaso de profesión y un hombre malherido por su traumático pasado y su insignificante presente, que combate su dolor a base de risas; que no alegría. La misma risa falsa y desbordante que procesamos cuando nos cuentan un chiste malo que se presupone gracioso por no quedar de tristes. Una risa catastrófica, ¡terrorífica y dolorosa!, (pero poderosa), que te hará huir lo más lejos posible de este payaso enajenado, que con su intimidante "jajaja" te recuerda quién eres, qué has hecho y cuales son tus  flaquezas...

La cámara recoge con minuciosidad cada fragmento de la vida de este desgraciado de forma descriptiva y directa, sin morbosidad pero sin tapujos, dejándonos entrar en su tortuosa intimidad sin aditivos dramáticos innecesarios, teniendo en cuenta la talla de su actor principal: Joaquin Phoneix. ¡Impresionante! La narración es pausada en la primera mitad de la película, recurso eficaz a la hora de coger estima al personaje (en su faceta más humana), y que provoca a posteriori una explosión de emociones contradictorias llegado el clímax. Su fotografía es oscura, sofocante en los planos interiores, sinuosa en los exteriores...

Pero por encima de todo, la excelencia de este film se haya en su enfoque, en cómo nos muestra a su personaje, cómo nos cuenta su vida; y hacia dónde nos lleva su historia... Y esque Todd Phillips filma todos sus actos desde la más cotidiana "normalidad". De esta forma, nos viene a decir que Arthur Fleck es un tipo que sería perfectamente normal si su vida no hubiera sido tan complicada. Si obviamos su trastorno, es solo un tipo corriente de inteligencia media o incluso alta que, como nosotros, solo busca un poco de reconocimiento y una vida sin muchas complicaciones; ir al trabajo con unos compañeros que se comporten como tal, independencia económica, una chica que le quiera... Podría ser fácilmente tu vecino... ¡O tú mismo...! Su objetivo vital no es hacer daño, es hacer todo lo posible por preservar su dignidad y no sentirse un paria. Y hoy en día, ¿qué hay peor para nuestra sociedad ególatra y enferma que no ser "alguien"...? El director juega astutamente con nuestra continua "necesidad" de reconocimiento desmerecido y tontorrón.

Y precisamente es en este punto, en la simpatía y cercanía que despierta, donde el film se muestra terrorífico... Es aterrador comprobar cuan fácil es "perder la cabeza" entre comillas, ya que es una locura a lo "Taxi Driver": no ve fantasmas, simplemente está tan hastiado que le da igual su moralidad, no le importan ya ni sus propias ideas. Un muerto viviente por los abusos, maldad, negligencia o sencillamente estupidez de los que le han rodeado. Un malvado por desamor al que ya no le afecta nada ni nadie...

Ha habido críticas que acusan a este film de incitar a la violencia. ¡Qué tontería ningún film por muy real que sea puede crear monstruos de donde no los hay! Esas críticas son el mismo miedo, o remordimiento, de reconocer en la ficción lo podridos que están algunos y lo que eso pudiera desencadenar. Y el film es tan bueno... que en lugar de ver esta situación como una consecuencia de "nuestra egocéntrica sociedad", (algo ajeno a ti), nos involucra a cada uno de forma individual; haciéndonos responsables. De ahí que sea tan molesto y pueda resultar hasta corrosivo.

Pero si no nos dejamos perturbar por la denuncia social y vemos la moraleja de esta dura cinta, es, en realidad, de lo más sana: nos advierte que la falta de amor, solidaridad y empatía de la sociedad puede degenerar en movimientos sociales de odio; en todo tipo de violencias. Y que, por lo tanto, está en nuestras manos no permitir que eso suceda, o nos suceda.