EL MEJOR SER HUMANO



   Ayer hizo un año que dejé de notar tu delicada presencia entre nosotros. Te fuistes como vivistes: discreta, sin querer molestar, siempre en tu sitio; echo tanto en falta tu humildad... Apenas te fuistes y el ángel de tu guarda se posó en mí, impidiéndome llorarte tanto como te merecías, porque sé que tú me protegías de mí misma transformándote un poco en mí, incluso ahora, al escribir estas palabras. Pues eres tú la que dió sentido a este año de luto que tanto me ha dado dentro de su sinsentido. Y esque intenté ser tú en muchas cosas. Ser generosa y valiente, dar mi corazón sabiendo lo que valía, no ocultarme mis temores; valorar mis estudios por encima de la titulitis. Tú siempre decías que era un regalo que te haces a tí misma; mujer sin estudios superiores pero siempre tan culta, tan elocuente...

¿Por qué eras tan encantadora yaya? Desde que te has ido el mundo me parece más frívolo, más frío, más infeliz... Tú siempre estabas dispuesta a escuchar, a no ceder ante los gritos. Tú me hicistes creer en la Bondad del ser humano. Fuistes "madre" tan pronto que todos hemos crecido siendo tus hijos. Yaya, has sido la persona que más me ha apoyado a lo largo de los años, mi referente a admirar, y me he encontrado muy perdida. Tú me querías tal y como era; y fuistes la primera persona en amar a mi humanidad. Ojalá nunca se fueran personas como tú, pero estando lejos de aquí, tengo la sensación de que sigues entre nosotros, porque no puede haber una vida donde lo mejor de ella desaparezca como el polvo. Sé que adonde tú has ido me gustaría ir, a veces hasta me tienta, pero sé que sería ir contra esa promesa, y sé, a mi pesar, que no hay nada, y de ahí mi pena. Porque ya no podrás sentarte en tu mecedora calentita en invierno a ver pasar las horas felices de tus recuerdos. Eras ya tan ancianita... que en realidad quiero creer que te fuistes tranquila, pensando que era lo que te tocaba "vivir". Supongo que todavía soy joven para comprender estas cosas. Pero parecías cómoda en tu vida cuasi centenaria, aunque al mismo tiempo cansada... Tal vez por eso tu muerte fué dulce, yaya, porque era lo que te tocaba "vivir", y como siempre te "conformabas" plácidamente con lo inevitable, para qué luchar contra el tiempo. Siempre aceptastes a la naturaleza como superior a los hombres, siempre respetastes los valores y las casualidades y sensaciones; eras sencilla, no tenías ego, porque sabías que la vida era demasiado valiosa para despreciarla con tonterías. Eras la única Mujer que he conocido, por no exagerarlo a Persona; tú ya habías madurado mucho antes que en tu última hora, y aún siempre dispuesta a madurar más... Quizás ahora te hayas reunido por fín con tu marido, tantos años separados y ahora yacéis juntos. Qué pena no haberte conocido mejor labi.

Pero tú siempre vivirás en mí yayeta, porque si ahora soy como soy, es gracias a tus valores y a tu ejemplo. Tengo tanto que agradecer, que se me hace vacío hacer una lista. Sólo puedo decir que eres la persona más fuerte, generosa y digna que he conocido y que, de algún modo, siempre estarás conmigo guiándome con tu cariñoso, amable y sabio recuerdo. Es tanto lo que me pudistes ofrecer que me siento indigna de seguir llorándote sin vivir lo que tú ya no puedes. Porque sé que no te has ido del todo, a veces percibo cerca tu presencia y eso me tranquiliza, allá sea sólo mi voluntad que tanto ha ganado en riqueza desde que tú te fuistes y dejastes tu legado en mí.

Gracias por ser como eras y serás siempre en mi pensamiento.