ENTRE LOBOS



  "Entre lobos" es una película extraordinaria, de la que no dudaría en calificar con un 9, ayer la vi; pero no es de ella de quien quiero hablar sino de lo que nos narra. Un hombre entre fieras. Un caso real: la vida de Marcos Rodríguez Pantoja entre los lobos. Desde niño su sino fue trágico: su madre murió cuando no alcanzaba los siete años de vida, su padre se casó nuevamente, con una mujer que le maltrataba a él y a su hermano, como eran más pobres que el ganado que cuidaban, (retrata las miserias de una Còrdoba de señoríos y siervos); su padre decidió venderlo a su señor que lo confió a un cabrero huraño y solitario, para que le ayudara con las cabras. Éste, hombre fuerte y de campo, le enseñó todo lo necesario para sobrevivir en el bosque repleto de animales como jabalíes y lobos; ya se estaban tomando afecto... cuando éste señor murió. Y quedó solo a merced de las bestias salvajes. Con tan solo siete años, este crío tenía que hacer fuego, apañárselas para comer y protegerse de todos los peligros, innumerables, que pueden acechar en el bosque, SOLO. Este niño, increíble, no obstante, sobrevivió; en gran parte gracias a los lobos.

  Cuenta el propio Marcos Rodríguez Pantoja que se acercó a una camada de lobeznos que estaban comiendo para robarles carne cruda, hasta tal punto llegaba su desesperación; cuando llegó la madre, le cortó un pedazo de la pieza: y le lamió, en señal de adopción. Si no fuera por este gesto, lo más probable es que el niño hubiera fallecido de inanición o hubiera servido de almuerzo a otro lobo. Pero vivió hasta los diecinueve años, doce años, entre estos animales, como un más de la manada. Cazaba ciervos, iba descalzo, comía carne cruda... Un auténtico salvaje; admirable precisamente por eso. ¿Quiénes de los que estamos leyendo este hubiéramos sido capaces de sobrevivir una sola semana?, ¡qué digo semana! ¡un día entero! Desde luego yo no levanto la mano. Realmente admirable, ¡un héroe!, ¡un valor y fortaleza de uno entre un millón!

  Pero los seres humanos estamos en todas partes, no dejamos vía libre a la naturaleza: y así fue encontrado, y llevado a "reeducar". Cuál fue mi disgusto al ver el documental que filmó el mismo director de la película, Gerardo Olivares, sobre la vida posterior de este coloso. Sin entrar en detalles, parece ser que fue objeto de estudio para una tesis y para la antropología, cosa que no me parece mal siempre que él quisiera; pero nadie se encargó de ofrecerle una educación en compensación por aquellos años perdidos que eran LOS AÑOS DE ESCOLARIZACIÓN, es decir: los años en que se forma la mayor parte de la cultura y conocimientos útiles del ser humano. En lugar de eso se dedicaron a bautizarlo y demás parafernalias misioneras. Sin formación y perdido en un mundo donde los seres no dañan para comer, sino por gusto; donde no se valora el simple hecho de levantarse cada mañana y sobrevivir; acostumbrado a la vida noble, dura y pura de la naturaleza... Marcos se sentía desubicado. Y fue marginado, llegando a caer en la mendicidad.

  Tuvo la enorme "suerte", si es que se puede llamar suerte a la caridad de un hombre generoso y a un alto en el camino en una vida llena de desgracias, de conocer a un señor viudo, que también se sentía solo, que le "adoptó" durante más de diez años, (creo que ha fallecido devolviéndole a Marcos su trágico sino). Éste, su amigo, su confidente, habla en el documental de Marcos (que no es ninguno de los dos), y apenas dice nada bueno; en una ocasión le llega a llamar "niño", justificándolo, claro está, por lo mal que lo ha pasado (señal de que él es hipercomprensivo y especial). También aparece el antropólogo de la tesis que al igual que el amigo, habla con sumo cariño de él reconociendo lo difícil que fue su experiencia, con introspección psicológica, concluye que él adaptó el medio a su imaginación porque necesitaba comunicarse. De tal forma que los lobos no eran sus "amigos" (si esa palabra se puede denominar así entre hombre y animal), sino que solo se acercaron a él porque les daba de comer. Y ahora viene donde me río y me troncho a carcajadas... ¡un niño de siete años domesticando a los lobos como si fueran caniches! Pero vamos a ver... si eso fuera tan fácil ¿no lo habrían hecho ya los cazadores, que son adultos? ¿Y qué alimento puede proporcionar un crío de siete años a un lobo? ¿bellotas...?, ¡jajajaja! A no ser que estos refutados y honorabilísimos científicos crean que los lobos juegan como cachorritos, supongo que el niño les lanzó un palo y eso les gustó ¡jaja!

  ¿Por qué el ser humano cuando no comprende algo se lo saca de la chistera o lo rechaza tajantemente? Además de marginado este salvaje tiene mucha imaginación... Pues por supuesto no es una persona cultivada, no tiene estudios ¿por qué no...? No digo que para mí sea fácil de creer que los lobos puedan criar a un niño, y por supuesto no me acercaría a uno de ellos por muy "buenos" que me dijeran que son; pero la sesuda explicación de estos científicos de un niño que domestica lobos todavía es peor. No hablan de domesticar, naturalmente, pero si dicen algo similar a esto "él se imaginó que eran sus amigos porque le salvaban de apuros cuando los lobos solo se acercaban porque les daba comida", osea lo que dije antes de las ricas bellotas que repartía el niño, (¡y sí ya sé que los lobos no comen bellotas!). Además, siendo humano, el niño de siete años hubiera sobrevivido solo en ese entorno inhóspito, sin ninguna protección, claro claro... Lo más chistoso es que se refieren al caso como del niño que fue CRIADO por lobos; "criado", de protección, alimentación, educación...¡jajaja! La palabra "amistad" se desvirtúa si no es de humano a humano, y si somos naturalistas a tope: entre conejo y conejo, entre loro y loro, entre tortuga y tortuga, entre chimpancé y chimpancé, etc; pero tal vez exista un tipo de "amistad" entre diferentes especies, llámese cómo se llame eso. ¿O es que acaso un perro llora cuando su amo muere porque está recordando la comida que no le servía?

  Y el caso es... que Marcos Rodríguez Pantoja, una persona que combatió más allá de las fuerzas humanas para sobrevivir (no todos los metabolismos lo resistirían), que no enloqueció ante la soledad ABSOLUTA y al pavor de pertenecer al primer orden de la cadena alimenticia de los depredadores, ¡con solo siente añitos!; un hombre tan adaptable como para salir ileso de tal situación, con tanta inteligencia, determinación y entusiasmo por la vida... Fue marginado, incomprendido, ridiculizado, simplemente por no ser como los demás; por no hablar fino; por no tener la misma educación ni valores... Quizás por no darle la suficiente relevancia a cosas materiales como comer en un plato, vestir, vivir en un hogar, no darle importancia a una enfermedad grave pero no mortal... Son cosas que te hacen reflexionar sobre: hasta qué punto estamos inmersos en la educación y/o cultura que no somos capaces de valorar las capacidades de este señor diferente. Curiosamente, su adaptación al mundo animal para su supervivencia; le llevó a no comprender las normas sociales que rigen al hombre. Curiosamente... su salvación fue su perdición. Tuvo que reeducarse, con todo el esfuerzo mental que eso supone, y tirar a la basura muchas de las razones que le ayudaron a vivir, para poder adaptarse al mundo finolis y sensibloide de los humanos; un mundo que confunde la caza a dentelladas con el instinto y el aprecio por las cosas sencillas de la vida con falta de expectativas. Un mundo del que le echaron cuando era pequeño: por dinero, su propia familia. TENÍA QUE AMAR AL SER HUMANO PARA REEDUCARSE Y ADAPTARSE. Y eso también fue su perdición; porque un hombre como éste, que ha salido ileso de tantas situaciones difíciles, que ha tenido que madurar desde tan joven, que fue tirado al arroyo por su propio padre, humano... No puede amar más el civismo del hombre que el modo de vida salvaje que le ayudó a sobrevivir. Sería ilógico. De tal forma que él nunca terminará de adaptarse, sus valores y dignidad no se permiten; porque los primeros en tratarle como a una familia, desinteresadamente: FUERON LOS LOBOS. De ahí que ahora este hombre, de más de sesenta años, nos diga que la única vez que se ha sentido plenamente integrado, adaptado y aceptado en su vida, fue junto a los lobos. En vez de recordar aquellos años como una pesadilla aterradora, ¡reconoce con orgullo que él entonces era feliz!

  Y lo que tiene que haber sufrido una persona para llegar a esta conclusión en la última etapa de su vida...